Entre el Oceano y el Mar
Erase una vez vivía una jovencita en la media del oceano y el mar. Ella no tenía ningunos recuerdos de su infancia ni como llegó a su isla. Todo que sabía era no sabía nada. La gente de esa isla en particular no eran tan amorosas, ellos solo se ocupaban por si mismos. La niña nunca vía la gente besando, abrasando ni caminando por la calle mano en mano; pero tampoco la ponía de pensar porque porque no había experiensada nada diferente. Las únicas cosas que le daba felicidad y consuelo eran: nadar en el oceano, bañar en el mar y hablar con su amigo extraño que tenía alas hechos de plumas. El le enseñaba del mundo lejos de la isla: de los países, la gente, los idiomas, el arte, la música, la arquitectura, y mucho más. El le contaba historias de su mundo arriba del cielo, de Dios, de los ángeles, los demonios, y de sus guerras. A la niña le encantaba hablar con su amigo que venía todo los días, pero un día el no vinó. Cada día por 365 días, ella lo esperaba pero cada día ella le dormía disolusionada. En el día 366, ella decidió irse de su isla, y decidió a ver todas las cosas que su amigo le contó. Asi que en el día 367, ella empezó subir el barco para que podría ver el mundo; pero al mismo tiempo el joven con alas llegó sobre la orilla y llamó la niña, “Vuelve, queda conmigo, ¡perdoname!”
Entonces, ella volvió para quedar con su querido. Ellos quedaban por un gran rato juntos, enamorados. Ellos les conocían mucho, caminando, nadando, y volando, pero un día ellos escucharon un golpe a la puerta y vió un hombre con alas. El joven vinó a la puerta para hablar con el hombre. Después que el hombre se fue, el joven dijo a su enamorada, “Tengo que irme, hay otra guerra en el cielo y ellos me necesitan. Todavia Dios no sabe que yo estoy aqui. Si supiera de nosotros, el me mataría.”
Pues ellos se despidieron. El estaba ausente por meses y la niña tenía mucho miedo que el nunca iba a volver. Cuando ella estaba lavando ropa, su enamorado se aparació. A ella se pareció como el estaba llorando. “Qué pasó, mi amor?” Ella lo preguntó. “Porque te ves tan grave? Te he echado mucho de menos mi amor ¿pero que te pasa?”
“Mi amorcita,” El la contestó, “te quiero más que el mar, más que el oceano, más que mi mismo y más que el cielo; y por eso, mi amor, es porque no puedo verte nunca más. Conté todo a Dios y el me dijo que tengas que vivir su propia vida, tengas que ver el mundo y encontrar una vida separada de mi. Voy a cortar mis alas para que no tendría tentación para verte y ayudarte nunca más. Pero al mismo tiempo te dejo mi corazón para que puedes llevarlo contigo por siempre. Dios lo convirtió en un collar para que puedas ponerlo. El me dijo que si te lo pongas por 75 años y todavia me amas, podemos vivir por siempre, juntos.”
Dejandola con su corazón en mano, llorando, el se fue, volando al cielo donde que se quemó sus alas para que no tendría tentación a volver. Todos que vivían entre el oceano y el mar vieron el humo que les parecieron a nubes y oíron las gritas que les parecieron a trueno. Solo la niña sabía que los eran en realidad Después de estar tanto de luto, ella decidió a ver el mundo de nuevo. Por todo de su vida ella recorría el mundo, llevando el corazón de su enamorado, cada día recordando de el; y después de 75 años, las olas levantaron al cielo para que ella podría estar con su enamorado para siempre. Y por su dedicación ellos pudieron vivir siempre, juntos y enamorados.
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